domingo, 27 de octubre de 2019

VIBRO CON MI PAIS

Un ser maravilloso me regaló una imagen: una tela de araña después de una noche de rocío.
Eso es hoy lo que me inspira… poder tejer esa red donde cada gota es transparente y brilla, que se sostiene en una red firme, nacida de la naturaleza misma, perfecta y única.

Han sido días de desconcierto, tristeza, rabia, entusiasmo, angustia…y más!. Un país vibrando intensamente por sus demandas legítimas escuchadas a medias o no escuchadas.  Vibro con mi país.

Soy una mujer baby boomer, que estuvo en los movimientos universitarios de los 70, que gritó por achicar la brecha entre hombres y mujeres, que salió a las calles por mantener la democracia, así como para traerla de vuelta. Soy de una generación donde nos enseñaban a que lo que aprendimos, gratuitamente, había que devolvérselo al país.

Me he dedicado toda mi vida profesional a hacer redes, a usar esta metáfora, tan genuina, tan femenina, para unir en el entendimiento a hombres y mujeres.  Pareciera que me estaba preparando para este momento.  Devolverle a mi país la vibración del encuentro.

Me he dedicado al coaching durante 30 años, parte de una comunidad, donde el con-versar, el transformarnos juntos como legítimos, es el alma. Hoy nos hemos agrupado para transformar conversaciones improbables en probables, comenzando por mirarnos a los ojos y conocernos sin roles, desde nuestra humanidad.

Para que eso pueda ocurrir necesitamos hacer un ejercicio, voluntario, interno, de salirnos de caja, y sacar al otro de la propia, dejar entre paréntesis las calificaciones, y clasificaciones. La única manera de poder mirarnos de frente y comenzar a tejer una red que nos sostenga y donde todos cabemos.

Cada gota en esta red es una perla preciosa que necesitamos cuidar.

Ana María Torres
Una coach del alma


martes, 24 de septiembre de 2019

El legado de los baby boomers


Sus quiebres mas recurrentes y reconocimiento de su capacidad de autogenerarse y reinventarse

Soy de la generación de los baby boomers. Generación rica en sentido y contrastes. Llena de sueños y energía para cambiar el mundo. Sentíamos que lo podíamos hacer, y que estaba en nuestras manos llevarlo a cabo. Comprometidos con los movimientos sociales y políticos. Epoca de resistencias a lo establecido, de conquistas de género y de liberación sexual. Todo esto emergía en una sociedad pacata y tradicional, que hacía todo lo posible para apagar este fuego, que al soplarlo lo hacía crecer. Ese fue el contexto en que crecimos y nos formamos. Donde sentíamos que el país nos educaba y por lo tanto el fruto de ello, era para nutrir y devolverle a la patria lo que ella nos había dado.

Hoy los baby boomers estamos en los 68 y más.  Número icónico. Viviendo nuestro último cuarto de hora, también podría ser traducido como nuestros últimos 25 años de existencia en este mundo físico!. ¿Tendremos algo qué decir hoy? ¿Cómo hacerle honor a esos sueños, a esa energía de cambio? A ese sentido  de compromiso  asociado con algo mas grande?

Soy una baby boomer que al aproximarme  a cumplir mi mayoría de edad, los 65,  declaré que me “agrandaría”. Tenía muy de cerca los últimos días de mi madre, en sus 100 , temerosa que se acabara el dinero,  no queriendo salir para no gastar. Cuando se fue, nos dejó, a sus tres hijos,  una herencia, que le habría alcanzado para otros diez años más de vida.  Se me arrugó el corazón. En ese momento declaré desafiar, con el resto de vida que me queda,  el juicio de escasez, de precariedad, de “achicarme” y que le hemos llamado pobreza .   Vendí un terreno que lo estaba guardando para cuando fuera “vieja” y con lo que me generó, lo utilicé en  pasar de tener 100 metros cuadrados para vivir,  a 120. Mi primera metáfora cumplida.  Esa declaración ha sido el punto de partida para ir conquistando mi “ser grande”.

Y me pregunto: ¿Seremos los baby boomer los llamados a cambiar la manera de vivirse  la ancianidad? ¿De transformar la escasez en abundancia?  ¿De pasar de mirar la ancianidad como obsolescencia para transformarla en presencia y reinvención? ¿De atrevernos a mirar a la muerte de frente? Poder hablar de ella y cambiarle el traje?

EL coaching es un camino que nos puede permitir hacer ese viraje! Tomando nuestros discursos históricos, culturales para traer su luz al hoy, así como iluminar su sombra. Desafiar esa inercia que transforma a “la tercera edad” en “desechables” y “apilables” y conectarnos con los tesoros y los legados de esta generación dorada.

Algunos de los quiebres a desafiar:
-       Obsolescencia: ¿Reinvención o retiro? (entusiasmo/resignación)
-       Pérdida de sentido: ¿Vida propia o dependiente?  (orgullo/culpa)
-       Abandono: “Ya no estoy para esos trotes”, “se me pasó mi cuarto de hora”: (invalidación, desesperanza/aceptación/esperanza)
-       Transparencia: ¿ Legado o pasar desapercibido?  (Compromiso, confianza/resignación)
-       Soledad: ¿Aislamiento o comunidad? (víctima/gozo)
-       Enfermedad: ¿Resistencias o salud y sanidad? (rabia, resentimiento/aceptación, paz)
-       Pareja : ¿Reinvención o dejarse estar en la vida en pareja?(entusiasmo/resignación y resentimiento).
-       Viudez/divorcios: ¿Soledad o tribus afines? (tristeza
-       Pobreza: ¿Escasez o abundancia? (víctima/optimismo)
-       Muerte: ¿Parte de la vida o resistencia? (Aceptación/resentimiento)

Esta es una conversación que nuestra sociedad está requiriendo. Esta generación de oro, puede perder su brillo, si no abrimos y venteamos los tesoros de ese arcón que a veces está bajo tres llaves.

Septiembre, 2019

domingo, 7 de julio de 2019

Educación emocional en tiempos de modernidad



 Chile vibrando nostálgicamente con ser bi campeón de la Copa América y con la esperanza que ese “bi”, se transforme en “tri”-campeones! Esta amalgama se convierte en una euforia de dudoso equilibrio. Emociones colectivas que tocan el ambiente de cada rincón de norte a sur.  Vienen las cuartas de final… y Chile pierde 3-0 la posibilidad de llegar a disputar la copa tan anhelada. Hasta aquí, lo que venía siendo alegría y armonía se transforma en fracaso y rabia.

A través de las redes sociales, termómetro del sentir de la modernidad, comienzan a apuntar a los posibles culpables de tal desastre, con un manto de injusticia. El mas evidente fue el arquero, que no atajó esas pelotas intrusas.  Comenzó una ola de imputaciones, insultos, amenazas, que llegaron descontroladamente a poner en riesgo la vida del acusado y toda su familia.


Y aquí vienen las reflexiones de asociar este evento al “bulling” que sufren los niños y adolescentes, que ya parece que no tiene límite de edad, ni situación. ¿Qué hace que socialmente nos tome el lado oscuro de la rabia y la frustración, que puede llegar a extremos de querer eliminar al que socialmente lo experimentamos como el “enemigo”? ¿Qué será que si las expectativas que tengo de lo que ocurre no se cumplen, busco culpables para castigarlos con la pena de muerte?

La violencia virtual, es una violencia cínica, que no pone la cara, que esconde la mano que golpea, no haciéndose responsable del acto y sus consecuencias. No viendo al sujeto motivo de violencia, no percibimos lo que está generando en el otro, sus reacciones, sus decisiones, a diferencia de la violencia cara a cara, que se percibe el daño que estoy haciendo. 

¿Y que hacemos frente a esto que se está manifestando y que tiene que ver con una de las expresiones de la modernidad? ¿Con esta libertad que nos llegó a las manos? Con esta posibilidad de impactar con  
nuestras palabras, nuestras emociones, nuestra energía a otros, colectivamente, que antes estaba solo reservado para algunos “lideres”?


Miremos nuestro discurso cultural respecto a nuestro mundo emocional. Los chilenos somos conocidos por no ser muy expresivos de nuestras emociones, comparados con otros países como Argentina y Brasil. Y hablo de la alegría, el entusiasmo, de la tristeza, y muy especialmente la rabia.  Y al parecer el fútbol es un canal de salida de aquello que nos guardamos en el día de hoy. No voy a juzgar que sea ese un canal de salida, pero si quiero poner arriba de la mesa de la reflexión nuestra falta de educación emocional de no somos capaces de manejar nuestras frustraciones y no conocer la palabra tolerancia a ella.

Es tiempo de aprender de nuestro mundo emocional que ha estado por casi 500 años sumergido detrás de la razón y la objetividad, dejándolo en una categoría de secundaria, blanda, doméstica.   Aprender a celebrar, a manifestar nuestra alegría cuando tenemos un logro, así como lidiar con la frustración y la rabia cuando aquello no resultó como esperábamos, también puede ser parte de la modernidad. Mas aún, hoy en esta cultura de la inmediatez de los resultados, que tocamos una pantalla y se obtiene el resultado al   .  

Esta reflexión nace de mi amor por mi país, y también de nuestro ser humano, de lo que es posible para nosotros que tenemos la capacidad de aprender mas allá de tener información, ampliando nuestro ser habitante de este planeta. Para ello se hace inminente que aprendamos de nuestras emociones, a reconocerlas, a darles cabida, validarlas y expresarlas. Eso pasa por respetar al otro como legítimo otro, especialmente si no estoy de acuerdo, o no lo apruebo. No se trata de “poner la otra mejilla”, sino que aprender a expresarnos libremente en forma respetuosa en cada interacción de nuestro día a día y muy especialmente de lo que decimos en las redes sociales, que tanto impacto tiene.

Ana María Torres
Coach del alma
Domingo 6 de Junio 2019